No tener enfermera escolar es "vulnerar un derecho básico de la infancia"
La implantación de la figura de la enfermera escolar es uno de los reclamos del colectivo de Enfermería, el personal docente y una mayoría de madres y padres, pues consideran que podría realizar una labor fundamental en materia de formación y educación, además de ofrecer asistencia sanitaria a los alumnos que lo precisen. Sin embargo, aún son muchos los que defienden fórmulas colaborativas y no consideran que sea necesario que haya una profesional sanitaria por centro educativo.
Redacción Médica he reunido a cuatro personas que, desde diferentes posiciones, conocen de cerca a esta profesional, que aún continúa siendo una gran desconocida para un importante número de personas. En este debate, cada uno de los ponentes ofrece su punto de vista sobre esta figura, aborda la necesidad de su implantación y la realidad que esconde, además de analizar qué puede aportar a niños y jóvenes su presencia continuada en un centro escolar.
¿Por qué consideran que la enfermera escolar puede tener un papel "fundamental" en la atención de los menores?
María José García Alumbreros, portavoz y secretaria general técnica del Sindicato de Enfermería (Satse): A estas alturas y en la época que estamos viviendo con la pandemia de Covid-19, lo que resulta inconcebible es que todavía no esté la figura de la enfermera escolar implantada en los centros educativos. Estamos teniendo niños, se está atendiendo a la plena y a la normal escolarización de todos los pequeños con independencia de sí tienen o no patologías, entonces resulta inaudito que a día de hoy todavía se siga discutiendo la necesidad de que haya una profesional, en este caso una enfermera, atendiendo a esos pequeños.
La tarea que tiene la enfermera a nivel de prevención, de educación para la salud, además de asumir las necesidades asistenciales que tengan los niños que tengan patologías crónicas que necesiten un tratamiento, es que no tenga que recaer en el profesorado una serie de funciones para las cuales no han sido formados ni son responsabilidad suya.
Javier Arandilla, coordinador de infantil del Colegio Fuentelarreyna de Madrid: Estoy totalmente de acuerdo con María José. Es cierto que supone una carga para los profesores no solamente saber que tienes un alumno con el que tener un cuidado especial por las condiciones que tiene, sino encima saber que si tiene una reacción adversa cómo intervenir, en qué momento hacerlo, qué es exactamente lo que tienes que hacer y eso la figura de la enfermera escolar lo convierte en un ambiente mucho más tranquilo y nos da mucha seguridad. Desde luego me parece que es fundamental y más cuando en el colegio pasan el mayor tiempo de horas del día. Entonces, tener una figura que nos acompaña en esos momentos para nosotros nos parece fundamental.
Lidia García Rodríguez, vicesecretaria de la Asociación de Diabetes de Madrid y madre de Claudia, estudiante y paciente de diabetes: Una empresa con determinado número de trabajadores tiene que tener un departamento sanitario por Ley y en un colegio realmente en la Ley de educación no se contempla la figura. Tendría que ser una figura que esté contemplada por Ley porque es completamente necesario. Hay niños que tienen necesidades continuas, directas y permanentes a lo largo de toda la jornada. Mi hija tiene diabetes toda la jornada escolar porque tiene diabetes 24 horas al día. Es una responsabilidad bárbara para los profesores porque, además de no estar formados ni tener por qué estarlo, ellos se formaron en su día para educar, para ser pedagogos y maestros, pero no para ser sanitarios.
Esther Gómez Arroyo, enfermera escolar en el Colegio Las Acacias de Pozuelo de Alarcón: Desde mi punto de vista, la enfermera escolar es la eterna desconocida. Hemos ido abriendo el campo a los pilares o a las competencias profesionales que nosotros tenemos. Fundamentalmente es la asistencial; se ve a la enfermera escolar como una mera gestora de la parte asistencial cuando hay una parte muy importante que es la educación para la salud, el pilar en que nos basamos durante toda nuestra vida. Y hay otra parte fundamental en la que colaboramos, nos dedicamos al cuidado de toda la comunidad educativa. Es decir, en el centro escolar nos dedicamos a tomar la tensión al profesor que se encuentra mal, una crisis de ansiedad, hacer prevención…
Estoy totalmente de acuerdo con Lidia en que las patologías crónicas no desaparecen y crean figuras escolares de un 35 por ciento de jornada, un 20 por ciento de jornada, un 40 por ciento de jornada… Y no puede ser porque a ese niño no le desaparece su cronicidad; le tienes que acompañar en toda su etapa educativa para hacer promoción de su salud y que se vaya anticipando las complicaciones que puede tener de su patología crónica.
¿Su incorporación tiene algún punto en contra?
María José García Alumbreros: Según nuestro punto de vista no tiene ninguno. Son todo beneficios para la comunidad educativa, para los padres y madres de alumnos en general, no solo los que tienen ya una patología previa, sino a nivel de accidentes, de atragantamientos, de cualquier suceso imprevisto que se pueda generar.
¿A medio-largo plazo, veremos una asignatura impartida por la propia enfermera escolar?
Esther Gómez Arroyo: A mí me encantaría porque, desde el punto de vista de educación para la salud, creo que cualquier profesional sanitario está formado para transferir todos los contenidos y los conocimientos en educación para la salud. Es verdad que hay ciertos contenidos curriculares que ya apuntan a que se van a incluir.
María José García Alumbreros: Pero además siempre se puede actuar en colaboración con la comunidad educativa e ir elaborando contenidos. Las enfermeras no queremos quitar al profesorado, al maestro o a la maestra, no queremos abarcar, no queremos meternos en su papel, aunque sí que tenemos esa formación que siempre va creciendo. No es cuestión de abarcar o de quitarle el papel a nadie, pero sí se puede trabajar de forma coordinada y avanzar con el mismo objetivo en común, la salud de los más pequeños.
Lidia García Rodríguez: Yo creo que es fundamental porque, además, los niños os respetan. Entra la enfermera a clase y es una maravilla; todo cambia. Soy maestra también en un colegio con enfermeras de educación especial y no concibo mi trabajo sin ellas. Es fundamental.
"No seríamos los primeros en el mundo en tener una enfermera en los colegios. Al contrario, vamos a la cola" |
Esther Gómez Arroyo: Además, forma parte fundamentalmente de la conciliación laboral de los padres. Una fiebre no debe ser motivo de que llames a unos padres y salgan de su puesto de trabajo para venir a recoger al niño porque estamos adiestradas y formadas para ello. Controlas la temperatura, administras antitérmicos, monitorizas al niño dentro de enfermería y, cuando se puede incorporar a su clase, lo hace y tú recoges a tu hijo cuando finaliza su jornada escolar como todos.
María José García Alumbreros: Además, una de las cosas que me preocupa mucho a nivel personal es la carga de responsabilidad al profesorado. Estamos hablando de situaciones de un niño que se cae, que se hace una brecha, que se abre la cabeza, una insulina que hay que poner… ¿Cuántos profesores tenemos que ven una aguja y se caen al suelo redondos y, en cambio, se les está imponiendo algo que no tienen por qué hacer? No hay por qué y no seríamos los primeros en el mundo en tener una enfermera en los colegios. Al contrario, vamos a la cola. Esta cuestión no se plantea en muchos países de Europa, en los que es impensable debatir si necesitamos o no una enfermera en los centros escolares.
Javier Arandilla: Cuando un atragantamiento te pasa con 25 niños más, la situación se agrava mucho más y es mucho más dramática. Salimos adelante, evidentemente, pero tener una figura que te dé la tranquilidad de saber que marcas el número y viene corriendo a clase… Eso es impresionante. Es saber que esa situación se va a resolver con mucha más tranquilidad, con una profesional que se va a ocupar de analizar la causa, de aplicar la técnica o la herramienta que tenga que aplicar, que sabes que no va a haber ningún tipo de complicación. Eso no tiene precio.
No tienes que desatender al resto de la clase porque tienes una situación complicada. Y, a nivel educativo, hablamos de la posibilidad que se implante una asignatura en el futuro, pero es que los profesores también necesitamos la formación.
Esta figura está instaurada en determinados centros privados o concertados, pero es prácticamente desconocida en centros públicos. ¿Qué consecuencias puede tener esta ‘doble velocidad’ de implantación?
Esther Gómez Arroyo: Creo que en centros privados y concertados tiene una implantación mucho más temprana y anticipada que en centros públicos, pero no nos olvidemos que somos como unas 650 o 675 enfermeras en todos los centros públicos.
Lidia García Rodríguez: 735 de 4.000 colegios.
Esther Gómez Arroyo: Es una cantidad muy pequeña, es bastante irrisoria porque, como bien apuntabas antes, lo que se concede dentro de los gestores, de las direcciones de área territoriales es única y exclusivamente el control y la parte asistencial del niño que vía administrativa ha presentado un informe médico.
María José García Alumbreros: Al fin y al cabo son parches que no sirven para solucionar la situación. Creo que no conozco ningún colegio en España que no tenga un número suficiente de niños como para no tener al menos una enfermera.
Lidia García Rodríguez: Es una vulneración de los derechos básicos de la infancia. Privarles de la necesidad o del derecho de tener asistencia sociosanitaria, pero ya no solo por el carácter asistencial que tú has dicho, sino por el carácter formativo, por la necesidad de la educación en salud y de los valores que tú le implementas a un niño.
¿Creen que el Covid-19 ha hecho esta figura más necesaria si cabe?
María José García Alumbreros: Desde luego, eso está clarísimo, y volvamos a lo mismo, en vez de incorporar a las enfermeras a los centros escolares, seguimos dejando recaer la responsabilidad en el profesorado. Es el profesional o la profesional quien tiene que encargarse de esa detección, del seguimiento, del tratamiento, de las actuaciones que hay que intervenir tanto con el niño que se puede ver afectado como con el resto de niños que hay en su aula. Son actuaciones sanitarias que hay que abordar desde un punto de vista sanitario, no sobrecargar la responsabilidad al profesorado. Ahora, con la Covid-19, es más imprescindible que nunca esa figura de la enfermera escolar.
Esther Gómez Arroyo: La coordinación Covid dentro de los centros escolares cuando ha habido enfermera lo ha llevado la enfermera, cuando no ha habido enfermera lo ha llevado un docente o alguien del equipo directivo. Volvemos a ser las eternas desconocidas porque cuando sale un caso positivo de un niño dentro del aula hay una serie de protocolos que hay que implantar, pero luego fundamentalmente la declaración de un contacto estrecho con un positivo debe ser un criterio total y absolutamente sanitario, no puede ser un criterio de administración o de gestión educativa.
Javier Arandilla: En este tema de la pandemia, no solamente por los alumnos y los profesores, sino por las familias, tener una persona que puede contestar cualquier pregunta con autoridad y con datos es fundamental porque hay preguntas que me las puede formular una familia y yo si no tuviese una persona a la que decir pregúntale a ella, no sabría qué contestar, no tendría respuesta.
Esther Gómez Arroyo: Sí, de hecho, nos hemos formado para llevar la coordinación Covid, pero una parte muy importante también la hemos trabajado nosotros y ha habido muchas clases o sesiones que hemos impartido a los claustros para formar en el uso de la mascarilla: qué uso se tiene que dar, cuántas horas se tiene que dar, qué mascarilla es la correcta…
¿Consideran suficiente una sola enfermera por centro para cubrir la demanda de todo un centro escolar?
María José García Alumbreros: Eso va a depender siempre del centro escolar. No es lo mismo un centro escolar que tenga 100 alumnos, 150 alumnos, 200 alumnos, que uno que pueda tener mil alumnos. Hay que establecerlo un poco en función de las necesidades de cada centro del número de alumnos y también de las características del alumnado. No es lo mismo un centro de una educación especial, que ya de por sí tiene que tener una mayor dotación de enfermeras porque son niños que van a tener unas necesidades generalmente sanitarias superiores, a una población de niños que no tengan enfermedades crónicas, pero siempre va a ir determinado por esos dos factores: número de niños en el centro y el estado de salud general de esos niños.
Javier Arandilla: Además no solamente el número de alumnos, sino las funciones que van asumiendo, si en un futuro se va a plantear que impartan alguna asignatura, ya sea curricular o sea complementaria, a lo mejor es necesario que tengamos personal porque evidentemente si están dando una clase no pueden estar atendiendo a alumnos.
María José García Alumbreros: Para nosotros lo que es primordial es que la enfermera sea una enfermera dependiente del servicio de salud que corresponda con su puesto de trabajo definido en el centro escolar. ¿Qué ventajas tiene esto? Pues tiene las ventajas de entrada de la conexión del acceso a la historia clínica completa del pequeño o de la pequeña que se tenga y ese seguimiento integral de la salud no portando por periodos. Es la forma de hacer esa atención integral durante las 24 horas dentro del sistema sanitario.
¿Alguna CCAA ha dado algún paso al frente respecto a esta cuestión, ya sea a través de su Consejería de Sanidad o de la de Educación?
María José García Alumbreros: Se van dando pasos al frente, pero demasiado lento. Lo que hay que hacer es instaurar la figura de alguna manera regulada por Ley y, sobre todo, cumpliendo todos los objetivos que se pretende con esta figura.
Padres y profesorado han mostrado en numerosas ocasiones su apoyo a esta iniciativa. ¿Cómo pueden ayudar a conseguir su implantación?
Javier Arandilla: Lo que pueden hacer es seguir reivindicando la figura, es decir, que no se haga el silencio porque en un centro haya una enfermera, sino que se ponga sobre la mesa que hay muchos centros que todavía no lo tienen, que no solamente tener una enfermera una hora, como hemos dicho varias veces, porque ya no solamente que estén poco tiempo, sino que carecen de un apoyo detrás y carecen de los recursos necesarios, ni materiales, ni temporales. Creo que lo fundamental es que se siga notando esa ausencia, que se siga haciendo patente que hay una necesidad, que no es algo que se pueda poner un parche, como hemos dicho antes. Es importantísimo que se siga notando este problema que existe.
Lidia García Rodríguez: Yo animo a los padres a unirse a cualquier plataforma. Tenemos datos de Fuden que dice que un 70 por ciento de los padres reclama a un enfermero en el colegio. También un 84 por ciento reclama más formación para los profesores, pero reclaman formación sanitaria porque no está esa figura. Uno de cada dos padres o madres ha tenido que modificar su actividad laboral para atender al niño cuando surgía una patología crónica. El 71 por ciento de los niños que tienen patologías crónicas no comen en el colegio porque no tienen enfermeras. Son datos de carácter importante.
¿Puede un padre o madre negarse a que su hijo o hija sea atendido por esta figura?
Javier Arandilla: De hecho, por los protocolos de Ley de protección de datos, la enfermera en nuestro colegio no puede acercarse a un niño cuya familia no ha firmado el consentimiento. Es decir, en esos casos la enfermera solamente informa al tutor y el tutor hace lo que puede. Pero es una verdadera lástima, es una pena que haya familias que opten por no recibir atención de una enfermera cuando está ahí precisamente para darles tranquilidad y darles apoyo en cualquier situación.
María José García Alumbreros: Yo creo que serán escasísimos los casos, serán muy puntuales.
Esther Gómez Arroyo: Es cierto que efectivamente se pueden negar a una atención continua y demás, pero en una situación de emergencia la Ley nos avala y nos respalda porque el código deontológico está por encima de cualquier decisión y cuando vemos comprometida la vida del niño podemos actuar.
Conclusiones del debate
Javier Arandilla: La figura de la enfermera escolar desde el punto de vista de un colegio es un miembro más de la comunidad educativa. No es como la idea de una enfermera a domicilio que viene a hacer su trabajo y se va, sino al contrario, es una persona que trabaja con nosotros en paralelo, la comunicación es muy fluida entre nosotros porque hay muchas cosas que nosotros no podríamos gestionar sin ella o gestionaríamos de distinta manera, evidentemente mucho menos profesionalizada. Y, desde luego, aporta una sensación de tranquilidad tanto a los alumnos como a nosotros los maestros como a las familias que nos parece que es fundamental, es importantísimo tener esta figura nuestro colegio.
Esther Gómez Arroyo: Por cerrar un poco el tema, creo que la figura de la enfermera es fundamentalmente un agente de salud, es una figura profesional que nos dedicamos sobre todo a la parte asistencial que es la que más se ve, pero fundamentalmente a la protección de la salud y a la prevención de enfermedades, al cuidado y a la atención de toda la comunidad educativa en los centros escolares. Y que se vea que nuestro objetivo fundamental es preservar y promocionar la salud de todos los niños que estén escolarizados en el centro y de todo el claustro y profesionales que trabajen con ellos.
María José García Alumbreros: No sé qué hacemos todavía sin la figura de la enfermera escolar implantada en España en todos los centros educativos. Es el momento, yo creo que además la situación epidemiológica nos lo ha servido más en bandeja para que las Administraciones sigan haciendo oídos sordos a una necesidad de padres, de madres, de alumnos, de profesorado. Tenemos que luchar para que los niños sean unos adultos sanos y tenemos que empezar desde su más tierna infancia, inculcando hábitos de vida saludable, cuidando sus necesidades de salud inmediatas o porque las tengan de manera crónicas, pero implantándose esa asistencia sanitaria que puedan precisar.
Tener una enfermera escolar en cada centro educativo cuesta entre 16 y 20 euros al año por habitante, por lo que resulta incomprensible que se destinen partidas a otras muchas causas que nos dejan un poco encogidos de hombros y que algo tan crucial, tan necesario, tan importante como la figura de la enfermera escolar para garantizar la salud de nuestros niños sigamos teniendo que luchar para conseguir implantarla. Entonces, en ese sentido, instar a todos los agentes políticos, a los agentes sociales, a los padres, las madres, a las asociaciones de pacientes para animar y luchar para que consigamos que sea una realidad.
Lidia García Rodríguez: Al hilo de todo lo que habéis dicho, estoy completamente de acuerdo que es una figura fundamental, que vulnera los derechos básicos de la infancia que no se haya implementado ya, pero luego por otro lado el mensaje o la visión positiva es que estamos en los inicios. Animo a todo el mundo a que luche y a que siga reclamando. Desde la Asociación de Diabetes Madrid queremos decir que nuestra razón de ser es educar, informar, defender y acompañar, y que una de estas razones de defender y acompañar es que defendemos la implantación de la enfermera escolar, la necesidad, se lo pedimos a las Administraciones, estamos en reuniones constantes.